A lo largo de treinta años dedicados a esta bella profesión, he desarrollado la habilidad para interpretar los espacios y las necesidades de mis clientes con naturalidad, logrando armoniosos resultados.
Esta sensibilidad especial para la estética y el disfrute del arte y la belleza en general emerge en mi juventud. En este sentido, he vivido en un entorno influyente y favorable.
Principalmente la música y el arte contemporáneo han sido la base del sentido rítmico y estético en el que fluyo, y es así es como desemboco en el universo de la decoración, la creación y el tratamiento de los lugares que ocupamos.
Tras muchos años de trabajo, evolución y experiencias me considero un decorador autodidacta, en continua búsqueda. La inquietud que siento por conocer y aprender de forma constante confirma mi pasión por este trabajo. Cada día descubro ser un afortunado, abierto para comprender y apreciar todo lo nuevo en este mágico mundo de la decoración.
Me identifico con una arquitectura racionalista, adaptada al momento y lugar donde nos toca vivir, comprometido con proyectos sostenibles y adaptando estas ideas a nuestros espacios, todo ello sin renunciar a la belleza ni a la comodidad.
Esta profesión me permite CREAR y CRECER, porque decorar un espacio supone:
.- Escuchar activamente a los clientes.
.- Conocer sus intereses.
.- Saber con que disfrutan.
.- Cómo quieren sentirse en su espacio.
.- Descubrir cómo desean vivir la casa.
.- Qué servicio quieren ofrecer si se trata de su negocio.
.- Dónde están y a dónde quieren llegar.
Porque DECORAR también es ATENDER: dar a cada cliente lo que necesita.
Trabajo en cada proyecto con la ilusión y motivación que esta labor me aporta, dando lo mejor de mí. Así lo vivo y así lo reflejo con mi implicación y compromiso, bien sean proyectos Hoteleros, Restauración, Viviendas, Chalet’s, u Oficinas. Buscando resultados atemporales que sigan teniendo sentido con el paso de los años.
Necesito que todo tenga ALMA, porque los proyectos con ALMA siempre están VIVOS.